Aullido sólo otro aullido...
La realidad de los corazones rotos, dentro del desencuentro del alma, en la punta de la espada de la desdicha, no debe ser pauta, no debe ser voz de las ilusiones puras, no debe menguar su existencia en la realidad mundana.
No tiene derecho a opinar de sus acciones, ni por el puro deseo de cortar la existencia de su propia especie, ni por querer evitar el derrame de plomo de un rostro de serafín, de la perdida del canto de la hija de Dionisio, o la palidez del rostro de Selene.
Estos pedazos de corazón detrás del río de sal, de las murallas de plomo, dentro de la torre del recuerdo custodiado por fantasmas del ayer, te hablan o al menos una parte de él, esa parte que personas como tu y que con su risa lograron salvar, que por un momento intento evitar y hoy agradece por no convertirse en piedra te dice:
Vive tus ilusiones, por tus labios sólo deben salir besos, nunca deben ser aduana de las lagrimas.
Los sueños no son y no existen, si no tienes la ilusión o al menos la intención de realizarlos, si no tienen la fuerza para luchar por ellos mejor no sueñes, si de esto carecen, sino tienen este sustento, este soplo de vida, son sólo mentiras, son sólo pensamientos necios atados a una realidad inerte, son sólo cicuta para el corazón y arsénico para tus sentimientos.
Las que antes eran nubes rosas se convierten en huracanes y tormentas que no se pueden controlar, tus unicornios se convierten en dragones que lastimaran a todo aquél que te brinde su mano.
Lagrimas… ya no tengo,
Risas… me quedan pocas,
Ilusiones… ya saturan mi cementerio
Sueños… exiliados viven en paz
Amor… simplemente ya no creo en él, o al menos no pienso escucharlo
Recuerdos… son fantasmas, protectores, verdugos, fuerza y tormento
Nostalgia… la amiga incomoda y la amante recurrente.
Esto sólo es un grito, un aullido de un lobo solitario, autoexpulsado de su jauría y destrozado por una roca que parecía luna, a la que le aúllo demasiado y con la que no encontró mas que astillas, este lobo habla escondido en su cueva en lo profundo del bosque, detrás de rocas lamiendo sus heridas y rezando a cada momento que nadie le haga compañía escondiéndose en la misma cueva.